Coincidiendo con la publicación de nuevos estudios que alertan sobre las consecuencias del consumo de bebidas energéticas especialmente por parte de niños y adolescentes, el Gobierno español se plantea limitar su consumo entre los menores. Casi un 70% de los jóvenes españoles están enganchados a estas bebidas y sus combinaciones con el alcohol. Te mostramos cuáles son las consecuencias, cómo actúan y por qué no deberías consumirlas.
Las bebidas energéticas contienen un alto contenido en azúcares, calorías y cafeína. La Agencia de Seguridad Alimentaria Española afirma que un 68% de los adolescentes y niños españoles las consumen habitualmente mezcladas con alcohol. Así lo constatan los servicios de urgencias de numerosos hospitales españoles que han observado que detrás de muchas de las intervenciones por consumo excesivo de alcohol se encontraban estas bebidas. Altamente estimulantes, estos productos mezclados con otros que también generan euforia como el alcohol producen transtornos en el organismo que pueden a llegar a ser graves.
En Estados Unidos las ventas de estas bebidas se ha triplicado en pocos años y las autoridades sanitarias han comenzado a tomar algunas medidas restrictivas que dificultan su consumo por parte de los adolescentes, como su retirada de institutos y escuelas. Varios estudios publicados indican que las bebidas energéticas no generan beneficio alguno tras un ejercicio intenso y que entre los más jóvenes pueden provocar nerviosismo. En España el Congreso de los Diputados estudia una normativa en el mismo sentido limitando la distribución, publicidad y exigiendo un etiquetado más claro sobre su composición. Los hospitales españoles han registrado un aumento de ingresos por urgencias relacionados con el consumo de estas bebidas y ataques de ansiedad y taquicardias.
La mayoría de estas bebidas incorporan componentes químicos como la taurina, la quinina o la cafeína que pueden resultar perjudiciales en determinadas cantidades aunque no lo indican en el etiquetado. La sobreestimulación que producen entre los adolescentes fue recogida en un estudio publicado por la revista Journal Nutrition, Education and Behavior en el que se observó el comportamiento de más de 2.700 adolescentes de 20 escuelas públicas de Minnesota que eran consumidores habituales de bebidas energéticas.
Los investigadores comprobaron que aunque los adolescentes asociaban positivamente las bebidas energéticas con otros productos naturales como los zumos o los refrescos, la mayoría de ellos adoptaban hábitos perjudiciales debido a la excesiva estimulación que les proporcionaban las bebidas energéticas. Los adictos a ellas pasaban una media de 4 horas más jugando a videojuegos o viendo la televisión y fumaban.
Aunque se publicitan como bebidas dirigidas a deportistas debemos tener cuidado y observar detalladamente su composición. Muchas de ellas contienen altas dosis de cafeína, un estimulante que genera adicción. Su consumo continuado crea dependencia además de arritmias, hipertensión, insomnio y síndrome de abstinencia.
Por todo ello si eres menor deberías abstenerte de consumir estas bebidas y en el caso de los adultos se recomienda estudiar la composición y en todo caso evitar mezclarlas con alcohol. También puedes encontrar bebidas energéticas más naturales como los zumos que contienen azúcares no añadidos y son una fuente sana de energía.