Según el Ministerio de Sanidad, una mayor calidad de vida, mejor salud, menor estrés, mayor capacidad de realización de actividades cotidianas, mayor autoestima y mejor bienestar físico y psicológico, son algunos de los efectos que el sexo tiene sobre la tercera edad.
Desgraciadamente, existen perjuicios culturales relacionados con que los ancianos no pueden o no deben tener sexo. Es cierto que determinadas dolencias de la edad como la artritis, el dolor crónico, la diabetes, problemas de corazón, incontinencia o los accidentes cerebrovasculares, pueden dificultar la actividad, pero muchos de estos problemas pueden dejar de serlo si se consulta con el médico o incluso, pueden mejorar con la misma práctica del sexo.
Según una encuesta que realizó el Centro de Salud y Envejecimiento de Australia Occidental a casi 3.000 hombres de entre 75 y 95 años, la mitad de los abuelos el sexo sigue siendo importante en su vida. De éstos, más de la mitad estaban satisfechos con la frecuencia de la actividad, mientras que el 43 por ciento hubiera preferido que fuese mayor.
En la franja de 90 a 95 años, los hombres eran menos propensos a tener una vida sexual activa, pero el sexo se mantuvo por lo menos como algo importante para una quinta parte de este colectivo, «lo que desmiente el estereotipo de la persona mayor asexual», escriben los autores del estudio, que se ha publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
Circunstancias como la edad, los niveles bajos de testosterona, las limitaciones físicas o la falta de interés de la pareja, la osteoporosis, el cáncer de próstata, la diabetes, los fármacos para la depresión, y algunos medicamentos para la presión arterial se asocian con la ausencia de sexo. Éstos datos, son de notable interés para los médicos que están realizando estudios para ver si la terapia de reemplazo hormonal puede beneficiar a los hombres mayores e incluso, para poder-lo tener en cuenta como terapia.