Para las abuelas es el mejor remedio para todos los males. Cuando tenemos el estómago revuelto enseguida pensamos en un gran tazón de caldo. Si la gripe aparece es nuestro mejor aliado en la cama junto con una manta bien gruesa. Cuando llega el frío nos hace entrar en calor. Y a la hora de ir a la cama, nos garantiza un buen descanso y una digestión fácil. Es sabroso, bajo en grasas, barato, accesible y nutritivo. El caldo forma parte del recetario popular pero, hasta ahora, no se había demostrado científicamente que es un alimento que nos ayuda a hacer la digestión.
Un equipo dirigido por el Dr. Fernando Azpiroz, del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) está desarrollando una investigación cuyo objetivo es demostrar la capacidad de los alimentos para mejorar el confort digestivo y las sensaciones agradables en el organismo. El estudio, que se realiza en colaboración con Gallina Blanca Star, se inscribe en el marco del proyecto de investigación en alimentación y salud Henufood, aprobado y financiado en parte por el Ministerio de Ciencia e Innovación, en el que participan 9 empresas y 11 hospitales y centros de investigación de toda España.
Un 30% de la población padece problemas digestivos: pesadez, hinchazón o dolores abdominales. Tomar sopa o caldo 4 veces por semana (recetas de sopas) pueden ayudarnos a mejorar nuestras digestiones y, en general, nuestra salud, según la Fundación de la Dieta Mediterránea. Las sopas y los caldos tienen muchos beneficios: tienen un bajo aporte calórico, nos ayuda a mantener una dieta equilibrada y, a la vez, aseguran la hidratación de nuestro organismo. El agua es el principal componente del cuerpo humano, supone entre el 55% y el 60% del peso corporal total. Y la mejor forma de compensar las pérdidas diarias de hidratación es la ingesta de agua y otros líquidos como los caldos.