La celulitis es un problema que cada vez afecta a más mujeres. Este problema se debe básicamente a la mala alimentación y hábitos que conducen a padecer mala circulación sanguínea, problemas de estreñimiento, retención de líquidos y en consecuencia aparece el efecto "piel de naranja" llamado propiamente celulítis.

La hinchazón de los ojos suele asociarse comúnmente a las alergias, infecciones o el cansancio en exceso como causa principal. Nunca es un suceso aislado del funcionamiento completo de nuestro organismo y se presenta en su mayoría de veces, con síntomas tales como: sensibilidad a la luz, visión obstruida, irritación de ojos, sensación de picazón en los ojos, dolor cuando la causa es específicamente una infección, supuración de los ojos, enrojecimiento del párpado, resequedad, entre otros.

Nuestras piernas son el soporte de todo nuestro cuerpo, de ahí la importancia que tiene el mantener las piernas fuertes y sanas para soportar el trajín diario y las diversas actividades a las cuales debemos dar cumplimiento con su incondicional ayuda.

Cuando hablamos de salud capilar, las cejas siempre quedan relegadas a las últimas posiciones. El pelo y las pestañas parecen las protagonistas peludas faciales y acabamos descuidando la salud de las cejas. Tanto sinos gustan perfiladas como bien marcadas, necesitan un correcto cuidado.

Disfrutar de unos labios bonitos e irresistibles es muy fácil, solo hay que frotarlos con una rodaja de aguacate o bien aplicarles un poco de miel y dejar actuar durante 30 minutos.

Para calmar las irritaciones de los ojos y que recobren su blancura habitual, es suficiente con aplicar un algodón empapado de infusión de manzanilla, que previamente habremos dejado enfriar, encima de cada párpado y dejarlo actuar durante unos minutos mientras se permanece tumbado y relajado.

La celulitis es una alteración de los tejidos subcutáneos (debajo de la piel) y que produce, entre otros síntomas, un aumento del volumen de algunas zonas espacíficas del cuerpo (generalmente muslos) y que se debe a la mala circulación del riego sanguíneo, a la retención de líquidos, a la acumulación localizada de la grasa y la degeneración de los tejidos subcutáneos que provoca la oxidación y el envejecimiento de la piel del cuerpo.