Si bien es cierto que las arrugas son como las canas, cuyo valor radica en los recuerdos del paso del tiempo y de las diversas experiencias adquiridas en dicho camino, también es cierto que podemos jugar con un poco de ventaja al pretender disimular un poco aquellos vestigios de la edad que, a todos nos toca o tocará pero que, con un sencillo truco, podremos sobreponernos sin dejar de abrazar la juventud.

Si buscamos un cambio de look y queremos alisar nuestro pelo, podemos recurrir a diferentes tratamientos con el objetivo de tener un cabello liso. Pero si queremos que solo sea temporal (no como otros alisados como la keratina o el alisado japones) y queremos que sea un remedio casero, sigue leyendo.

Para eliminar las arrugas del rostro es muy útil la preparación de una mascarilla a base de patata que devuelve la elasticidad y la vigorosidad a la piel.

Para calmar las irritaciones de los ojos y que recobren su blancura habitual, es suficiente con aplicar un algodón empapado de infusión de manzanilla, que previamente habremos dejado enfriar, encima de cada párpado y dejarlo actuar durante unos minutos mientras se permanece tumbado y relajado.

Para combatir las ojeras y las bolsas de los ojos existe una mascarilla específica que las hace disimular hasta desaparecer.

Para que el aspecto de tu cabello sea sano y brillante es suficiente con hervir un poco de perejil durante veinte minutos con abundante agua.

Para combatir la caspa es muy útil la aplicación de una mascarilla a base de manzana ya que sus propiedades cítricas influyen directamente sobre el cabello evitando la formación de caspa.

Para equilibrar la grasa del cabello y evitar que este nos caiga o sufra otros tipos de síntomas como consecuencia del exceso de grasa, es muy útil dar, de vez en cuando, un suave masaje al cuero cabelludo con alcohol alcanforado durante unos minutos y previamente lavarlo de forma habitual.

Nuestro cabello se encuentra expuesto constantemente a una serie de cambios radicales durante el trajín del día a día. Bien sea la temperatura, la humedad, el polvo, los secadores, las planchas, los tintes e incluso, el agua que usamos constantemente para lavarlo.

A menudo olvidamos que nuestra piel también es una parte importante de nuestro cuerpo pero al pasar la mayor parte del tiempo tapada, hace que en la mayoría de las ocasiones no le prestemos la atención que necesita.