El limón es un cítrico muy recurrido en la cocina. Siempre puede ser útil para aderezar un plato con un poco de su zumo o bien rallar su piel para elaborar algún tipo de postre pero con frecuencia se abandonan en el fondo de la nevera y acaban podridos en el cubo de la basura. Para evitar este despilfarro te enseñamos algunos consejos útiles para sacarle todo el “jugo” a los limones.
Limones, limas, naranjas… todos ellos pertenecen a la familia de los cítricos. Con frecuencia alguno de estos alimentos acaba oxidándose en la nevera y tenemos que tirarlos a la basura. Sin embargo son indispensables en toda cocina, en alguna ocasión habremos necesitado un poco de piel de limón para un bizcocho y nos hemos encontrado con una sorpresa en la nevera. Aunque los cítricos se sequen no tienen por qué desaprovecharse, podemos rallar su piel y guardarla para cuando tengamos que realizar algún postre, elaborar sal o azúcar aromatizado o mezclarla con especias por que aunque esté deshidratado el cítrico conserva el aceite aromático.
Podemos congelar la piel perfectamente, especialmente cuando se trata de frutas de temporada de las que nos disponemos en algunas épocas del año. Pero atención, no debemos congelar la piel ya rallada sino el limón o la naranja partidos por la mitad. Si están en la nevera deben conservarse en una bolsa de plástico herméticamente cerrada.
Para extraer el máximo jugo de un limón podemos aplicar varios trucos. Antes de abrirlo podemos hacer rodar el limón sobre una mesa para ir rompiendo poco a poco sus glándulas vesículas o hacerlo con un tenedor, calentarlo 30 segundos en el microondas sin abrirlo, utilizar un buen exprimidor o cortarlo en vertical y no en horizontal. Si no necesitamos mucho zumo lo ideal es usar un exprimidor manual con el que podremos obtener la cantidad exacta y aprovecharlo mejor.
Estos consejos son aplicables a cualquier tipo de cítrico, no únicamente a las limas y limones. Seguro que de esta forma siempre tendrás cítricos a tu disposición en la cocina y evitarás esos desagradables momentos en los que no puedes darles a tus bizcochos ese toque tan aromático que siempre aportan los cítricos.