Existen gran cantidad y variedad de dietas rápidas o milagrosas que prometen obtener unos exitosos resultados en un tiempo record, aunque estas dietas pueden tener graves efectos en nuestro organismo e incluso en nuestra figura.

Es alertante la cantidad de publicidad referente al culto al cuerpo que se lanza durante todo el año y sobretodo en verano a través de los medios de comunicación. En muchos casos la propagación de ciertas recetas, dietas y métodos es tan competitiva que aspectos tan importantes como el efecto que pueden tener estas en el organismo, no es publicado y este hecho puede poner en peligro la salud de las personas que lo llevan a cabo.

Las dietas rápidas o las dietas milagrosas son aquellas que se conocen por el nombre del alimento en que se basa dicha dieta (como por ejemplo la dieta de la alcachofa o la dieta del pollo) en su mayoría son dietas deficitarias ya que carecen de los nutrientes necesarios. Estas carencias no solo ponen en peligro la salud de las personas sino que además conllevan, en muchos casos, el conocido efecto yo-yo.

El efecto yo-yo o rebote, se genera cuando el organismo se adapta al escaso consumo de los nutrientes que ofrece la dieta al organismo, por este motivo, al volver al consumo habitual de los nutrientes necesarios para el cuerpo, este sufre un efecto rebote en el que no solo recupera el peso habitual sino que además gana peso ya que el ahorro nutricional al que se había acostumbrado durante el periodo de dieta es superado por los nutrientes que habitúa a consumir.Existen seis tipos de dietas milagrosas o rápidas que nos ayudan a diferenciarlas y a distinguirlas de otros tipos de dieta que respetan mas la naturaleza del sujeto y de su organismo. Entre estos seis tipos de dietas milagrosas están:

• Las dietas basadas en un solo alimento, las cuales pueden producir trastornos digestivos e incluso psíquicos ya que rompen el ritmo alimentario normal.
• Las dietas de escasos valores calóricos. Las dietas de muy bajo aporte calórico (entre 400 y 1000 kilocalorías diarias) acostumbran a ir precedidas de malestar general, de mareos, hipotermia, perdida del cabello, amenorrea, insomnio e incluso depresión entre otros efectos secundarios que conlleva el hecho de no aportar suficiente combustible al organismo.
• Dietas hipogénericas (como la dieta del helado) acostumbran a aportar mas calorías que en el caso del las dietas anteriores pero continua siendo insuficiente con lo cual los efectos serán, aunque mas leves, los mismos.
• Dietas pobres en hidratos de carbono o ricas en grasas. Las dietas pobres en hidratos de carbono o ricas en grasas tienden a provocar descalcificación, renitis, perdida de líquidos, elevados niveles de acido úrico y de colesterol, halitosis, sensación de nauseas o estreñimiento entre muchos otros efectos secundarios.
• Las dietas ricas en hidratos de carbono (como la dieta de la piña) suelen estar precedidas de carencias de ácidos grasos esenciales y de vitaminas liposolubles.
• Las dietas de los famosos o pintorescas, que se basan en menús exóticos sin ningún tipo de coherencia ni de correcta base nutricional, pero que basan su éxito en el hecho de estar promocionadas generalmente, por famosos.

Todos estos tipos de peligrosas dietas presentan déficit vitamínicos y de minerales lo cual puede provocar el riesgo de insuficiencia de micronutrientes como calcio, hierro o vitaminas, pudiendo provocar serios desequilibrios en el organismo y trastornos metabólicos que en muchos casos pueden ser irrecuperables. Además, estas dietas tienden a provocar la perdida de agua y de las proteínas que forman el tejido muscular, pero no eliminan la grasa por esto se recupera se supera rápidamente el peso y el tipo anterior.