Estambul (Turquía) es una ciudad que con sólo evocarla provoca deseos de caminarla, olerla, saborearla. Ciudad mística y pictórica. Ciudad ensamble de culturas. Evocada, románticamente, por diferentes artes como la literatura y el cine. Las imágenes de la película La sal de la vida en la que Fanis el niño protagonista habita el universo de las especias y la filosofía, son una postal cinética de la magnitud de la belleza de esta ciudad.
El escritor Orhan Pamuk, quien obtuviera el Premio Nobel en 2006, en su libro Estambul, construye la semblanza de una ciudad milenaria, compleja, cautivante. La ciudad mantiene su identidad a pesar de haber cambiado su nombre en varias oportunidades. Originariamente se denominaba Bizancio hasta 330, luego, Constantinopla hasta 1453. En 1930 se impone el nombre de Estambul. Situada en el Bósforo, estrecho que la divide en dos partes, conecta al Mar de Mármara con el Mar Negro y traza la frontera material entre Asia de Europa. Capital del Imperios, que le han legado su prestancia.
El arte constructivo de esta ciudad está clásicamente vinculado a las cosmovisiones religiosas. Es una de las atracciones favoritas de lo que deciden viajar a conocerla. Hay una gran cantidad de mezquitas, iglesias, sinagogas y palacios históricos, que son el centro de su cultura, pero que están allí esperando ser admirados. Las sagradas perlas arquitectónicas de la ciudad son la Iglesia de la Divina Sabiduría, Sarıyer, Eyüp y Taksim, Beyköz, Üsküdar, Kadıköy, Moda, Bostancı y Adalar, la mezquita azul, Iglesia de Santa Sofía, el Palacio de Topkapi, centro de poder del Antiguo Imperio otomano. Todas estas construcciones nos proponene un viaje metafísico por la Historia de la humanidad.
El 2010, la encuentra consagrada como una de las Capitales Europeas de la Cultura, acompañada por la ciudad de Pecs (Hungría) y Essen (Alemania).
El proyecto de Estambul propone la promoción de los intercambios culturales a nivel europeo, con el lema: ‘Estambul, ciudad de los cuatro elementos‘.
Si se está pensando en viajar, Estambul además de su imponente arquitectura, es un universo a descubrir, que agazapado en los pliegues de lo cotidiano, espera ser descubierto.