Si ya están previstas la fecha y las compañeras de viaje, lo que falta es el destino. A no desesperar, la oferta es amplia y recorre varios continentes, varios climas e idiosincrasias, todo para ver, mucho por hacer y aún más actividades para realizar en grupo.
En el frio, destinos nevados y llenos de ventisca, las actividades al aire libre no son las mas recomendables, a menos que se trate de actividades llenas de adrenalina que permitan recuperar el calor perdido, como esquí o snowboard. Pero a la mayoría de las mujeres el frio no les atrae para realizar un viaje con amigas.
En su mayoría, los viajes de mujeres tienen como destino, o un hotel spa –donde el destino no importa tanto, como la atención a recibir en el mismo-; o un complejo donde todo, desde actividades hasta comidas este resuelto y la premisa sea descansar o por último, el destino tropical, con bebidas frutales y mucha playa todos los días.
Los destinos tropicales son los más consultados por las mujeres, ya que permiten a los contingentes femeninos disfrutar de un viaje placentero, donde puede combinarse en rara equivalencia, la vida con la naturaleza, la vida nocturna y porque no, la vida cultural. Son destinos para cualquier edad, propicios para solteras y también para mujeres casadas que desean relajarse y descansar con amigas.
Snorkel, buceo, surf, natación, trekking, son actividades que podemos desarrollar en espacios cálidos y con naturaleza a su disposición. Conocer arrecifes, avistar aves, o nadar con delfines son programas, que no por calmadas, son menos excitantes, y además todas presentan el beneficio que le permitirán volver con un bronceado envidiable. Actividades del tipo marinas como el windsurf, o el esquí acuático, permitirán además, realizar ejercicios, de una forma divertida, así que los kilos que podemos traer del año, o que pueden subirse en la etapa de ocio, pueden ser fácilmente rebajados en unas sesiones de actividad deportiva en el agua.
La vida nocturna en las ciudades costeras, no solo está representada por los archiconocidos y más que familiares locales nocturnos, sino que una fiesta en cualquier parador playero durante la noche permite bailar, conocer gente y al mismo tiempo disfrutar del enigmático paisaje que ofrece el mar durante la noche, alumbrado por la luz de la luna. No hay entrada, no hay posibilidad de sofocones y permite que los menos fiesteros puedan alejarse un poco y disfrutar también de la música y la playa.