Nos nutrimos para mantenernos vivos, saludables y para evitar un deterioro progresivo del organismo. Si dejamos de nutrirnos o lo hacemos incorrectamente nuestro cuerpo dejará de funcionar, ya que la forma que tiene de conseguir la energía nuestro cuerpo es mediante la ingesta de alimentos que contienen los diferentes tipos de nutrientes que hacen funcionar a todo nuestro organismo.
Tanto la salud como la nutrición tienen relación directa con una alimentación balanceada y completa. Es cierto que ingerimos muchos alimentos, pero no todos ellos son los apropiados para mantener nuestra salud. Suele pasar que al llevar una nutrición deficitaria algunos órganos comienzan a fallar, deteriorándose lentamente. Por eso es tan importante nutrirnos correctamente.
Un punto fundamental es que realicemos cuatro comidas diarias (desayuno –fundamental-, almuerzo, merienda y cena). Con esta cantidad de comidas podrás mantenerte nutrido, comer a deshoras puede derivar en un sobrepeso.
En el mercado existen actualmente varios suplementos con los que se puede conservar y mejorar la salud general, pero estos suplementos siempre deben ser suministrados y recomendados por un profesional quien te dirá cual es el que mejor se adapta a las necesidades tuyas.
Para evaluar si estamos llevando a cabo una nutrición buena debemos considerar en que etapa de nuestra vida estamos, además del tipo de vida que tengamos y si padecemos o no alguna enfermedad crónica.
Los adultos debemos, también, pensar en la correcta alimentación de todos los miembros de la familia, en especial de los niños. Alimentarse correctamente es todo un aprendizaje, que se basa en hábitos y la constancia para que se cumplan.
Algunas sustancias son indispensables, los mismos no pueden faltar en ninguna de las comidas, entre ellos encontramos: proteínas, vitaminas, grasas, hidratos de carbono. El cuerpo necesita más de 40 nutrientes (o nutrimentos) para mantenerse en óptimas condiciones.
Los hidratos de carbono, junto con las grasas son los encargados de liberar energía para que el organismo se mantenga funcionando, además permite el correcto desarrollo de actividades físicas. Existen dos tipos de hidratos de carbono: los simples (de absorción rápida, que llegan rápidamente a la sangre) y los complejos (de absorción lenta que pasan del intestino a la sangre). Entre los hidratos de carbono simples encontramos el azúcar, almíbar, chocolate, pastelería, fruta y zumos. Entre los complejos encontramos el pan, arroz, patatas, legumbres y cereales.
Las grasas o lípidos, son los que se encargan de brindar la energía de reserva. Existen diferentes tipos de grasa: saturadas (de origen animal), monoinsaturadas (de origen vegetal), poliinsaturadas (de origen vegetal). La grasa se encarga de regular la temperatura corporal, además de proteger los órganos vitales y de transportar las vitaminas liposolubles (A, D, E, K). El colesterol es otra sustancia grasa. Es importante que evites el exceso de grasas ya que además de causar sobrepeso y obesidad provoca pancreatitis o cálculos en la vesícula biliar.
Las proteínas se ingieren a través de varios alimentos. Es muy importante ingerir alimentos con proteínas. La calidad de éstas depende de la cantidad de aminoácidos esenciales. Al ingerir proteínas estamos generando el medio de transporte correcto para el oxígeno y las grasas, ayudando en la formación de las hormonas, enzimas y anticuerpos.
Las vitaminas son necesarias en pequeñas cantidades, pero esto no significa que se pueda prescindir de ellas, ya que nuestro organismo no es capaz de elaborarlas por si mismo. El ser humano tiene 13 tipos de vitaminas que se dividen en dos grupos: Hidrosolubles (8 del complejo B y la vitamina C) y liposolubles (A, D, E y K).
El cuerpo también requiere de sales minerales, que tienen la función de regular la energía. Entre ellos encontramos el calcio, sodio, fósforo, cloro, hierro, azufre, cinc, cobre, yodo, selenio, manganeso y fluor.