Llegado el viernes y tras una semana laboral intensa y agotadora más de uno piensa en unas copas con los amigos para relajarse y disfrutar de los días festivos. Pero beber alcohol después de entrenar no es una buena idea, rompe tu entrenamiento por el que tanto te esfuerzas y dificulta tu recuperación y rendimiento. Alcohol y deporte no se llevan bien.
Cuando llega el viernes y vislumbramos ya el fin de semana tendemos a romper las rutinas y corsés que suponen las obligaciones diarias. En estos momentos una copa con los amigos o una fiesta un sábado por la noche pueden servirnos para relajarnos y desconectar del trabajo. Pero si ello comporta la ingesta de alcohol repercutirá en nuestra condición física para volver al entrenamiento diario y alterará el frágil equilibrio de nuestro organismo. Un estudio reciente de la Universidad de Granada (UGR) afirmaba que beber de forma moderada cerveza después de entrenar no influía en el rendimiento y recuperación del deportista y que incluso podía ayudar a hidratarle más. Pero lo cierto es que lo más recomendable es la precaución y no ingerir nada de alcohol.
Las horas posteriores al entrenamiento son decisivas para marcar nuestra recuperación y las condiciones físicas en que afrontaremos de nuevo nuestra rutina deportiva. Así debemos beber los suficientes líquidos para restablecer la hidratación perdida por la sudoración, ingerir hidratos de carbono para renovar el glucógeno muscular y proteínas para reforzar los músculos. Un grupo de expertos nutricionistas australianos ha llevado a cabo un reciente experimento con jóvenes deportistas. El estudio reproducía varias sesiones de entrenamiento habitual tras las cuales a algunos de ellos se les administraba proteínas y alcohol, a otros carbohidratos y alcohol y a otros sólo proteínas.
El estudio demostró que la ingesta de alcohol y proteínas no afecta a la demanda de los músculos pero sí en la cantidad de proteínas que el organismo se ve capaz de administrarle por lo que el alcohol afecta negativamente a su recuperación. La cantidad de alcohol suministrada era el equivalente a cinco latas de cerveza para un peso de 80 kilos.
La ingesta de alcohol en las horas posteriores al esfuerzo físico también interfiere en la cantidad y calidad del descanso. Las horas de sueño son más cortas y el organismo no alcanza un estado normal de relajación. Afecta también muy negativamente a la hidratación, el alcohol deshidrata gravemente el organismo con la importancia que una equilibrada administración de líquidos tiene para afrontar el entrenamiento diario. La alimentación y las horas de ingesta también se ve alteradas. Por estas razones es más que recomendable no asociar alcohol a diversión y encontrar nuestras propias alternativas.
Recuerda que el alcohol es considerado un producto tóxico para el organismo, no tiene aportes nutricionales y afecta negativamente a nuestro estado físico, por ello su ingesta debe ser moderada y sus efectos corregidos adecuadamente si no queremos ver nuestro esfuerzo deportivo rutinario echado a perder. Las copas después de entrenar no son un buen plan.