Un viaje cicloturístico no solo consiste en dar pedales durante un cierto tiempo, días, semanas o meses. A esto tenemos que sumarle un periodo de preparación y otro periodo de recuperación posterior al viaje.
Durante varias semanas, meses e incluso años (dependiendo de lo que se tenga en mente), debemos ir preparando la ruta cicloturística, y es aquí donde ya comenzamos a disfrutar del viaje. Sacar información, buscar e investigar en mapas, ponerte en contacto con otros cicloturistas que ya hayan realizado la ruta que vas a realizar tu,… etc. Todas estas son cosas previas al viaje en sí y no por ello menos importantes.
En un viaje cicloturístico hay muchas variables que se nos pueden salir de control, pero todas las que si podemos controlar, debemos hacerlo para evitar posibles problemas. Circunstancias, como la lluvia, una caída, que te pierdan la bici en el avión, pinchazos, roturas de piezas importantes de la bici, etc, son más difíciles de prever, sin embargo, podemos prever una posible ruta e incluso otra alternativa con sus etapas delimitadas, lugares para pernoctar, sitios para poder solucionar diversos problemas, lugares donde poder comprar comida o conseguir agua, etc, todo esto son cosas que debemos tener en cuenta.
Una ruta bien establecida y estructurada nos permitirá una dosificación adecuada que nos posibilite disfrutar de toda la ruta en las mejores condiciones. Por eso la ruta comienza bastante antes del momento en que se empieza a pedalear y es, desde ese primer momento, cuando se comienza a disfrutar y saborear el viaje.
Una vez llega el día de la salida, comenzamos a poner en práctica todo lo preparado durante todo este tiempo atrás. Evidentemente, no solo deberemos habernos preparado desde el punto de vista más evidente (ruta, equipamiento, horarios avión, trenes, etc) si no también desde el punto de vista físico. Dependiendo de la ruta la preparación física ira enfocada de una forma u otra. No será lo mismo una ruta por el Himalaya con subidas a más de 5000 metros, que una ruta a nivel del mar. Tampoco será lo mismo una ruta donde estructuremos etapas de 100 km en llano que 100 km de montaña, etc.
Posteriormente al viaje viene lo mejor. Cuando el viaje ha acabado y estás en el avión, en el tren o en el coche volviendo a casa empiezas a ver las fotos en la cámara, revisar mapas, recuerdas anécdotas con tus amigos, novia, o familiares, comienzas a recordar olores, momentos, comidas y bebidas y es cuando el viaje comienza a tener sentido… todas esas experiencias de valor incalculable están ya de vuelta contigo.
En la vuelta podrás perder la maleta, la cartera o parte del material, pero sabes que hay algo que quedará siempre para ti y nunca perderás, el recuerdo de haber realizado un viaje irrepetible.