Hay dos fechas determinantes en el calendario: el final del verano y el comienzo de cada año, momentos donde cada uno de nosotros buscamos realizar los propósitos que nos marcamos para cada nueva temporada. La mayoría de estos objetivos suelen ser apuntarse a un gimnasio y mejorar físicamente nuestro organismo. Pero, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un gimnasio?
Practicar deporte es un torrente de salud para nuestro organismo, nos hace más saludables y nos sitúa en un mejor escalón físico, especialmente tras esas fechas veraniegas y navideñas. No obstante, ir al gimnasio es relativamente sencillo, uno va y se inscribe, pero lo difícil es acudir, por eso que la clave esté en la constancia, máxime cuando los especialistas calculan de dos a tres meses el período de adaptación. Por este motivo, además de encontrarnos unos buenos preparadores que nos ayuden a evitar lesiones o excesivas cargas de esfuerzo, es importante elegir un buen gimnasio.
Las claves están en aspectos como la distancia del centro deportivo a nuestra casa, donde conviene que no esté muy lejos; hay que examinar si interesa la oferta económico-deportiva que ofrecen; comprueba si las instalaciones son adecuadas: tanto máquinas como aseos, vestuarios…; evalúa si conviene tener o no un entrenador personal, decisión que va en función del aspecto económico de cada uno; ten en cuenta que aquellos gimnasios donde prometen perder peso de forma rápida y ponerse a tono físicamente a esa misma velocidad no suelen dar esos resultados tan inmediatos.
Verifica si tu economía te permite contar con los consejos de un nutricionista o si ya se incluye en el precio,… es decir, no elijas un gimnasio de forma alocada, porque caerás en la rutina y no volverás.