Cuantas veces has llegado a tu casa una oscura tarde de invierno, y lo único que tienes que hacer son interminables tareas del hogar, que prefieres dejarlas para media hora después, con la falsa creencia de que entonces tendrás mucha más gana de realizarlas. Te sientas en tu aburrido sillón y pones automáticamente la televisión, en donde solo encuentras programas monótonos que con un poco de suerte te van a provocar un poco de curiosidad, y vas entrando en un estado de somnolencia y apatía total. Para reducir un poco este “aplastamiento”, recurres a las constantes visitas al frigorífico, con lo cual además de un estado casi depresivo, tienes mala digestión y mala conciencia.
Y así llega la hora de dormir, no se pasa la somnolencia pero el sueño no viene, y cuando lo hace, es un sueño ligero del cual te despiertas un sinfín de veces, y no recuperas las energías perdidas durante el día. De esta forma cuando te levantas, sientes cierta tristeza y la sensación de que tu vida carece de emoción, así que sin mucho ánimo afrontas otro día más, y piensas: ¿Qué puedo hacer para cambiarlo? Pues la respuesta es mucho más sencilla de lo que te imaginas. Un poco de deporte.
Aunque parezca una respuesta muy trillada, y algo que solo dicen aficionados al ejercicio físico, que creen que todos tenemos que compartir su hobbie para ser felices, en realidad es la misma naturaleza la que nos ha diseñado para necesitar la actividad física y sin embargo es nuestra sociedad la que casi nos obliga a llevar una vida casi completamente sedentaria.
Beneficios del deporte:
Ya se han dicho en muchos lugares y en muchas ocasiones, pero nunca está de más hacer un breve repaso por los más importantes.
- Al ejercitar el cuerpo desgastas energía mental y física, liberas estrés, lo cual te provoca un estado de placentera relajación una vez que termines.
- Escapas durante un breve espacio de tiempo del ámbito familiar y laboral, aislándote de la problemática diaria y disfrutando en tu pequeño espacio privado.
- El sueño es profundo, reparador y placentero levantándote al día siguiente con nuevos ánimos y mucha energía.
- Tomas conciencia de tu estado físico real y, poco a poco, vas haciendo lo posible para mejorarlo.
- Reduces muchísimo el consumo de alcohol, tabaco y comidas con alto contenido en calorías.
- En poco tiempo te sientes más vital, con mucha energía para afrontar sin problema los quehaceres diarios, cosas que antes te parecían muy importantes, de repente tienen una importancia muy relativa.
- Tu atractivo aumenta, haces desaparecer esos kilitos de más y mejora tu carácter y tu actitud.
Ahora nos quedaría una pregunta por responder: ¿Qué tipo de actividad física podríamos realizar? Infinidad.
Andar, correr, natación, bicicleta, clases de baile, aeróbic, spining, musculación, artes marciales, etc. Dependiendo del estado de forma física, del tiempo y de los gustos de cada persona, en muchas ocasiones se comienza con deportes sencillos y se va aumentando paulatinamente el grado y la dificultad de la actividad física que queremos realizar.
Finalmente: ¿Cuál sería la clave para no abandonar en poco tiempo el ejercicio?
Yo abogaría por dos claves principales en lugar de una, primero, comenzar con un deporte que no estuviera muy por encima de nuestro nivel y segundo hacerlo con amigos o introducirnos en un grupo de personas asequibles y afines a nosotros, es mucho más fácil de encontrar de lo que imaginamos.