Desde la llegada de la videoconsola Wii de Nintendo al mercado y las sucesivas propuestas de las otras compañías como el Kinect de Xbox o el PS Move de PlayStation se abrió un debate que todavía hoy continúa sobre si pueden o no sustituir el ejercicio físico que debemos realizar para lleva una vida saludable y no sedentaria. Según un último estudio, se ha determinado que los videojuegos interactivos son buenos para la salud pero no llegan a sustituir el ejercicio físico que deben hacer los pequeños. Un jugador llega a gastar casi el 200 por ciento más de energía que cuando juega sentado. También tiene la ventaja de aumentar la tasa cardiovascular y se emplea más oxígeno.
Para los expresos son una buena alternativa para sustituir el ejercicio a corto plazo pero no deben ser tomados como un reemplazo en la actividad física. En estos casos tampoco se deben tomar a los videojuegos como un ocio sedentario.
Normalmente acompañamos la idea de la obesidad de los niños con la imagen de pequeños mirando televisión o jugando con su consola, pero con la llegada de los videojuegos interactivos debemos replantearnos el mito (por lo menos en parte).
Una investigación realizada por la Universidad de Chester (Reino Unido) considera que debemos comenzar a diferenciar los videosjuegos, por un lado ubicando los que son interactivos y los que obligan a los niños a quedarse sentados en un sofá.
Esto significa que los niños que disfrutan de los juegos interactivos tienen mayor gasto de energía y aumentan la tarea cardiovascular. El gasto de energía aumentaría en un 1050 por ciento en el caso de los juegos de baile. Para poder realizar la investigación se analizaron los movimientos corporales de niños que eran monitoreados y registrados.
Si bien las conclusiones fueron positivas con respecto a este tipo de entretenimiento, no se debe sustituir bajo ningún concepto la actividad física, que además de generar más gasto de energía permite que los niños estén en contacto con otros valores y con otras personas.