Los conflictos de pareja surgen siempre, aunque a veces de forma inconsciente, antes de vivir juntos. Durante la etapa de noviazgo la pareja empieza a conocerse, aunque a veces en planos muy limitados, y a ver aspectos del otro individuo que pueden preocuparle más o menos pero que no les presta mucha atención ya que se encuentra en una fase de enamoramiento idílico de la relación con el compañero sentimental.
El tiempo de convivencia y de relación permite tomar conciencia de aquellas actitudes, hábitos y defectos que les cuestionará si la persona con la que se están relacionando es con la que quieren compartir realmente su vida.
Ante este nuevo dilema hay algunos aspectos que hay que considerar antes de tomar cualquier decisión.
- Es importante ser conscientes de que cada individuo tiene, a través de sus creencias y experiencias, una idea de lo que es la convivencia y en la mayoría de las ocasiones estas ideas o conceptos no coinciden. Ante las diferencias que puedan existir es importante tener una actitud tolerante y comprensiva e intentar no crear más conflicto.
- Cada individuo de la pareja debe de poder tener su espacio personal (tan físico, como temporal) para poder desarrollar y madurar como individuo único, que después enriquecerá la relación de pareja.
- El carácter y las actitudes de cada individuo en particular son un punto importante de la relación de pareja ya que pueden determinar el tipo de comunicación y expresión que se establece en la relación. La comunicación entre la pareja debe de ser fluida equilibrada y no agresiva para que la pareja se pueda enriquecer y superar con éxito los obstáculos.
- El tiempo que dedica la pareja al placer y a disfrutar de su tiempo libre es muy importante para la relación ya que es en estos momentos en los que la pareja puede tomar conciencia de la importancia y el gusto de estar con la otra persona.
Es básico considerar estos aspectos antes de enfocar la relación hacia un lado u otro ya que pueden resultar determinantes para el desarrollo de la relación.
La decisión de vivir juntos como pareja implica el hecho de despertar del hermoso sueño en el que se encuentran los dos individuos y enfrentarse con la realidad. Una realidad que demuestra que aquellos aspectos que creían que cambiarían o que mejorarían con la convivencia, ni cambian ni mejoran sino que perduran igual ya que forman parte de la identidad del otro sujeto y puede acabar desbocando en un serio conflicto. Es habitual pensar que el otro individuo cambiará o que con el tiempo modificará sus hábitos pero esta fantasía lo único que hace es evitar ver la realidad para no enfrentarse a ella.
Los conflictos de pareja pueden tener diversos grados de complejidad. Puede ser resueltos con mayor facilidad si los dos miembros que constituyen la pareja están dispuestos a esforzarse y a solucionar los problemas de forma creativa i positiva a través del dialogo y la negociación. Existen otros muchos conflictos que pueden resultar más complejos de afrontar ya que provienen de tiempos pasados i necesitan ser tratados con más profundidad e incluso con ayuda terapéutica.
Finalmente y tras observar las características del conflicto, hay tres caminos por los que se puede recurrir dependiendo de la gravedad de la situación.
El más fácil de ellos es seguir en la misma situación, los individuos evitan el enfrentamiento y el esfuerzo que comporta la resolución del problema cogiendo una actitud pasiva ante la relación, sufriendo las consecuencias que, pueden durar para siempre y que anulan al individuo y a la pareja como conjunto.
El más difícil, es el camino de aquellos que quieren solucionar los conflictos. El dialogo, la negociación, la subordinación del orgullo y la cicatrización de las heridas emocionales, etc. son muy difíciles de soportar y no todos los individuos están dispuestos a pasar por ellos. Aquellos que piensen que vale la pena esforzarse y quieren hacerlo, probablemente encontraran soluciones positivas a los problemas y conflictos de la relación.
El otro camino, es el de la separación. Existen diferencias irreconciliables que no dejan madurar y enriquecer la pareja ni a los individuos que la componen, en estas situaciones, aún siendo difícil, es preciso ser consiente de la situación y en caso de ser necesario acudir a un especialista.