Generalmente, los conflictos de pareja son generados por conflictos o situaciones personales que aún no han estado resueltas.
Como individuos únicos que somos, aún estando con pareja, a lo largo de nuestra vida hemos vivido muchas situaciones que no han sido superadas como podrían ser la falta de efecto por parte de los cuidadores (en la edad infantil), una educación excesivamente rígida, rupturas o pérdidas de los seres queridos, situaciones traumáticas o muchas otras situaciones que pueden darse y que marcan severamente (y muchas veces inconscientemente) a la persona.
Éstas situaciones son las que van generando un perfil de la personalidad del individuo y es por esta razón que representan una gran influencia en las relaciones que esta persona pueda establecer con otros individuos y sobretodo con la pareja ya que es en ella donde se proyectan la mayoría de los conflictos.
Para que esta influencia no afecte negativamente a la relación de pareja es preciso que, en primer lugar, tomemos consciencia de la presencia de estas dificultades y no intentar negarlas. Y en segundo lugar, es preciso trabajar poco a poco y con constancia, todos estos aspectos.
A continuación proponemos algunas ideas que pueden ayudar a que se de este cambio.
1- En primer lugar es importante valorar y ser consciente de que es lo que pasa dentro de ti. En algunos momentos sientes que alguna cosa dentro de ti no va bien. Procura centrarte y analizar que es lo que te pasa, lo que te preocupa o te angustia y que aspectos o actitudes de tu comportamientos son los causantes de algunos de los conflictos de la relación. Partiendo de esta reflexión (meditación) procura reconocer donde de equivocas y así podrás modificar aquellas actitudes que te dañan y que te impiden disfrutar de la relación, del placer, del amor y de la paz interior.
2- Resolver los conflictos pendientes o inconclusos es muy importante. Es preciso superar y cerrar aquellas situaciones pasadas (aunque sean de hace muchos años) que dejaron heridas y que aún no han sido superadas, lo cual no tiene nada que ver con el hecho de olvidarlas (el olvido es una forma de evadir la cituación, no de afrontarla). La resolución y la superación de estas situaciones no resueltas depende exclusivamente de ti mismo y es preciso dar la vuelta a la página para poder empezar a vivir en el presente con emociones y sentimientos positivos y sin temor.
3- Cuida la autoestima. La autoestima es un sentimiento que tiene subidas y bajadas dependiendo del momento, y es precisamente en los conflictos de pareja, cuando suele sufrir una bajada importante. Es muy importante esforzarse para mantener un buen concepto sobre ti mismo, para valorarte y recuperar la confianza y la fuerza. A partir de ahí, será mucho más fácil reconocer tus cualidades y también tus errores y así aprender de ellos para no volver a repetirlos.
4- Piensa positivamente. Los pensamientos negativos son, a parte de adictivos, muy contaminantes y pueden oscurecer la mente y las actitudes con facilidad. Es importante cultivar la motivación y los pensamientos y sentimientos positivos en relación a ti mismo y a lo que te rodea. Este esfuerzo para ver las cosas con otros ojos es vital para poder sentirse bien y que el entorno la viva de la misma manera.
Tener en cuenta todos estos aspectos es importante para poder trabajar todas y concluir todas aquellas situaciones que no nos dejan ser felices ni con nosotros mismos ni con las relaciones que establecemos. Al trabajar estos puntos, no solo estamos trabajando para poder sentirnos mejor sino que además estamos estableciendo una relación mucho más sana y positiva con nuestro entorno y las personas que se encuentran en él, sobretodo la pareja.