Los juguetes sexuales están en auge. Un 65% de las parejas españolas los utilizan para mantener viva la llama de la pasión. A pesar de la crisis las ventas aumentan sin cesar y los creadores mezclan tecnología y diseño para satisfacer los deseos sexuales de las parejas. Te mostramos las últimas novedades y cómo utilizarlos para disfrutar del sexo.
En 2013, en plena crisis económica, la venta de juguetes sexuales aumentó en España un espectacular 43%, según un estudio de la principal franquicia de sex shops del país, SexPlace. Los tabúes sociales sobre el sexo han ido cayendo uno tras otro y los españoles disfrutan ahora de una mayor libertad sexual.
Los sex shops han dejado de ser un lugar proscrito cuya presencia se conoce pero no se comenta. Estos dos factores podrían explicar este creciente interés por los juguetes eróticos. Los productos más vendidos son las bolas chinas, los lubricantes y aceites estimulantes, vibradores, masturbadores masculinos y la lencería. Los propietarios de sex shops se esfuerzan por borrar la imagen de lugar lúgubre que transmitía un concepto negativo por el de unas tiendas abiertas y luminosas donde los productos son vendidos utilizando todas las técnicas de marketing comunes al resto del mercado. De esta forma el juguete erótico no es ya una perversión sexual sino un objeto de consumo más que puede ayudarnos a disfrutar más de uno de los mayores placeres de la vida, el sexo.
La apertura cultural también influye en las ventas. La publicación de libros con alto contenido erótico como “50 sombras de Grey” contribuyeron a que se dispararan la venta de esposas, cuerdas y antifaces propias de la practica del bondage. La erotización del cine y la música por parte de cantantes como Madonna, Rihanna o Lady Gaga se percibe a la hora de hacer caja. El año pasado las ventas de lencería erótica subieron un 135%. Aunque los disfraces para fantasías sexuales siguen en las estanterías los compradores buscan ahora ropa sofisticada e insinuante como la que usan las estrellas de los escenarios. Los vendedores establecen diferencias según el sexo. Las mujeres copan las ventas de vestidos y lencería. El público mayoritario es también femenino ya que no presentan tantos reparos por entrar en un sex shop y se sienten más atraídas por el nuevo aspecto de estos establecimientos, más cercano al de una tienda de moda. Los compradores se sitúan entre los 25 y 45 años aunque los más jóvenes van más a mirar que a comprar. Los adultos parecen tener más claro qué es lo que buscan.
Los vibradores femeninos han sufrido una gran sofisticación. Los más modernos son los We Vibe, que funcionan con baterías, son sumergibles e incluso tienen mando a distancia. La tecnología ha cambiado tanto los juguetes sexuales que ahora son vendidos con envoltorios y cajas que recuerdan más a un producto informático. Un derivado del vibrador es el Sqweel, un molinillo de lenguas que al girar proporciona placer sexual a la mujer.
Japón es pionero en el desarrollo de juguetes sexuales. La marca Tenga ha desarrollado huevos masturbadores y piensan ya en lencería conectada al móvil que la pareja pueda accionar a distancia. Más allá de la tecnología estos accesorios pueden ayudarnos a combatir la rutina sexual y acrecentar el deseo, aumenta las posibilidades de que las personas con disfunciones sexuales puedan disfrutar del sexo, mejoran la comunicación con nuestra pareja, nos permiten conocer mejor el cuerpo de hombre y mujer, superar conflictos sexuales y a descubrir dimensiones más allá del orgasmo. Muchos sexólogos consideran que los disfraces y vestidos para simular fantasías sexuales permiten desdramatizar el sexo y disfrutar de él más allá de lo puramente carnal. Dildos y vibradores permiten combatir el vaginismo. Los masturbadores masculinos reducen la disfunción erectil y la eyaculación precoz y retardada. Las bolas chinas fortalecen los músculos de la pelvis, previenen la pérdida de orina y los lubricantes eliminan la sequedad y las molestias durante la penetración. Además los juegos sexuales mejoran la comunicación entre la pareja.
Los materiales utilizados, principalmente la silicona, permiten una completa higiene, fácil limpieza y seguridad ante la transmisión de enfermedades sexuales. Con todos estos elementos sólo cabe descubrir cuál es el próximo juguete sexual que te atreverás a probar.