Se le conoce popularmente como el ‘síndrome del vestuario‘ y se refiere al complejo que adquieren algunos hombres al comparar el tamaño de su pene con el de otros varones. El complejo puede llegar a tal extremo que tengamos pudor o incluso miedo a desvestirnos ante otros hombres en el vestuario del gimnasio. ¿A qué se debe este temor?.
Muchos médicos atribuyen al ‘síndrome del vestuario‘ el aumento de consultas para realizar alargamientos de pene. Durante el cambio de ropa en el vestuario algunos hombres echan un vistazo y comparan el tamaño de su pene con el de otros deportistas. Esto puede llegar a un acomplejamiento que provoque transtornos psicológicos y disfunciones sexuales. Este tema aparece con más frecuencia de la que nos pudiéramos imaginar en las consultas médicas. El tamaño y longitud del pene se asocia erróneamente con una mayor satisfacción sexual cuando ambos factores no tienen por qué estar relacionados. Los hombres de entre 30 y 40 años son los que realizan más consultas acerca de este tema.
Aunque las comparaciones son odiosas lo cierto es que apenas un 10% de las consultas para alargarse el pene acaban con el paciente en el quirófano. En la mayoría de ocasiones el complejo del paciente se basa en falsas creencias sexuales. Pocas veces el médico se encuentra ante una anomalía que requiera cirugía sino más bien ante un problema más psicológico que quirúrgico. El problema está por tanto más en la cabeza que en el pene.
La proliferación de la pornografía ha distorsionado el concepto de lo que es una práctica sexual saludable y también sobre cómo deben ser los órganos sexuales. Penes descomunales más propios de la ficción que de la realidad son tomados como modelo estándar, las comparaciones con el tamaño del pene de un actor porno puede llevarnos a la desesperación sexual. Esta concepción alterada de lo que es “normal” hace que muchos varones muestren pudor por el tamaño de su pene, pudiendo llegar a la obsesión.
El aumento en las operaciones para alargar el pene tiene relación directa con una mayor preocupación por parte de los hombres en el cuidado personal. Las operaciones estéticas estaban hasta hace poco reservadas para las mujeres, mientras que en los hombres no existía esta preocupación pero se ha acentuado notablemente en las últimas décadas empujadas por la presión publicitaria, que marca los cánones de lo que está de moda y lo que no, lo que se lleva y lo que no, lo que ‘debe ser’ un hombre y lo que ‘debe ser’ una mujer.
El tamaño medio del pene en erección es de 15 centímetros. Sólo un 15% de los varones tienen un pene por debajo de este tamaño. No todos requieren cirugía pero los que lo hacen consiguen alargarlo entre 2 y 4 centímetros dependiendo de la fisonomía y naturaleza del individuo. El tratamiento psicológico es recomendado en la mayoría de los casos porque más allá del tamaño también existen complejos y miedos que debe tratarse para que el paciente gane en autoconfianza.
Los pacientes estan entre los 30 y 40 años aunque aumentan también jóvenes de 18 años que han estado más tiempo expuestos al auge de la pornografía y los estereotipos publicitarios. Los médicos recomiendan la cirugía sólo en los casos en los que el paciente muestra un comportamiento sexual y psicológico equilibrado pero lo desaconsejan en aquellos que tienen miedo, perturbaciones, disfunciones sexuales, no mantienen relaciones, están obsesionados, depresivos o presentan cuadros de ansiedad por este motivo. En estos casos antes de operar es necesario un tratamiento psiquiátrico.
También es necesaria colaboración por parte del paciente ya que si tiene miedo a la cirugía será difícil que acepte la operación y el tratamiento posterior. La confianza en el personal médico debe ser completa. La cirugía en sí es sencilla y apenas requiere 24 horas de ingreso hospitalario. La cicatrización posterior dura alrededor de 21 días, algo más de lo habitual ya que en los genitales la regeneración celular suele ser algo más lenta que en otras partes del cuerpo.