El mercado está repleto de todo tipo de dietas, unas con mayor o menor eficacia y con más o menos fama. La mayoría de los especialistas aseguran que no hace falta renunciar a comer bien y variado, e incluso a darse algún capricho, para perder kilos.

Todo esto se consigue con una serie de hábitos muy sencillos: constancia, mantener los horarios de comida, repartir la ingesta de alimentos en cinco tomas durante el día, evitar picar entre horas y realizar algo de ejercicio físico. Con esta base, se puede perder peso de forma progresiva sin perjudicar al organismo, mantenerse en línea si el objetivo es no engordar o conservar ese peso que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir.

¿Cómo hacerlo? Lo mejor es empezar el día con un buen desayuno, descender en la ingesta de alimentos a la hora de comer y terminar el día cenando de forma ligera. Entre estas, un par de tentempiés ligeros evitarán desfallecer hasta la siguiente comida principal.

La lógica también asegura masticar despacio, evitar el pan en grandes cantidades, el alcohol y los dulces. Tampoco es innegociable darse un capricho de vez en cuando (sin excederse), pues eso también va a favorecer el estado anímico. Otra forma de combatir las calorías es no abusar del aceite de oliva (unas 4 cucharadas como máximo al día).

Los consejos de los médicos, contrarios a las dietas de los famosos, recomiendan cocer o asar los alimentos en lugar de freírlos, evitar comer las grasas de la carne y no utilizar la yema de los huevos. Si uno hace un exceso calórico deberá contrarrestarlo con ejercicio físico, desde andar hasta correr o nadar o darse una vuelta en bicicleta. De treinta minutos a una hora es lo recomendable.