Millones de personas se levantan cada día y encienden la cafetera. Este gesto casi autómata puede poner en riesgo nuestra salud si no sabes consumir el café en cantidades y momentos adecuados para nuestro organismo. El café aumenta la presión arterial y acelera el corazón. La cafeína es también una sustancia adictiva, cuando la necesitamos nos alteramos y estamos más irascibles. ¿Pero cuál es la cantidad que necesitamos para espabilarnos por la mañana sin arriesgar la salud?
Además de por su olor y sabor el café es enormemente útil para mantenernos despiertos y realizar nuestro trabajo con más concentración, pero debe tomarse con moderación si no queremos agravar algunos problemas de salud. El consumo aceptado de café es de dos tazas al día, a partir de cuatro tazas se ha comprobado que el riesgo de muerte para los menores de 55 años aumenta un 21%. Este riesgo de mortalidad temprana desaparece en personas mayores a esa edad, por lo que parece que los jóvenes deben moderar el consumo de este estimulante.
El café obstaculiza la absorción de hierro por parte del organismo, para evitarlo debemos consumirlo al menos una hora antes o después de las comidas principales. Cada español toma 600 tazas de café al año, en los países nórdicos la cifra puede triplicarse. Una taza de café contiene hasta 1500 compuestos químicos algunos como la cafeína son capaces de producir efectos en el organismo en sólo diez minutos como la estimulación de la capacidad cognitiva y el estado de ánimo, aunque no se acumula ya que en unas cuatro horas se elimina con la orina.
Además de este efecto estimulador el café aporta poco al organismo, no tiene ningún nutriente necesario o que pueda obtenerse mediante otro alimento. Sin embargo sí se ha establecido la relación entre el café y el efecto retardante en la aparición del párkinson, alzhéimer, diabetes tipo II, el cáncer de hígado y colon. El café disminuye la sensación de hambre y la obesidad por ello ha sido ampliamente utilizado en el deporte hasta que ha sido sustituido por otros suplementos más elaborados. Aunque pueda parecer sorprendente incluso se ha probado la ayuda de la cafeína en la prevención de la caries y úlceras.
La parte negativa del café está relacionada con el sistema arterial, la cafeína puede producir taquicardias, hipertensión e incluso epilepsia si su consumo es incontrolado. Puede provocar ansiedad, insomnio y sus efectos diuréticos desembocar en gastritis y otras alteraciones del aparato digestivo. La industria cafetera ha elaborado diferentes tipos de café descafeinado o mezclado que podemos encontrar en las estanterías de los supermercados creados para evitar estas molestias gástricas.
Por tanto debes recordar que el café no es indispensable desde el punto de vista nutricional pero su consumo moderado, no más de dos tazas al día puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar algunas enfermedades graves. Desde una vertiente más pragmática el café nos permite poner nuestro organismo rápidamente en alerta, ¡mañana cuando despiertes lo comprobarás!