Sé que lo he probado, que disfruté de su aroma a frutas rojas y regaliz. Recuerdo el nombre, la tipografía de la etiqueta, e incluso el tapón que reposa al lado de la botella…Sin embargo, soy incapaz de recordar dónde descubrí el Terra Remota Camino. Y me da mucha rabia porque cuando un vino me gusta, recuerdo cada detalle: fecha, lugar, compañía y entorno. Esa es mi memoria vinícola pero hoy me está fallando…y ¡de qué manera!
En copa compruebo que ese color granate es inconfundible, en boca es intenso pero sin llegar a saturar… Y mientras, mi lapsus de memoria persiste…Y testaruda como soy, ¡sé que tengo que dar en el clavo antes de que acabe el día! Verónica González de Bodegas Terra Remota, en l’Empordà, me ayuda en la búsqueda y va enumerando diferentes lugares en los que, probablemente, puedo haber degustado este vino tan goloso. El enigma se resuelve cuando Verónica dice: “quizás lo hayas encontrado en el Celler de Can Roca, es uno de los vinos recomendados“. ¡Por fin! Entonces revivo esa experiencia, el momento en que una copa de Terra Remota Camino, con las explicaciones siempre apasionadas de Josep Roca, acompañó, en completa sintonía, a un plato de arroz con liebre del que todavía me estoy relamiendo.”Es nuestro mejor escaparate, presentarme a concursos no me motiva pero si estar presente en los mejores restaurantes del mundo” afirma Marc Bournazeau, propietario de estas bodegas.
Terra Remota es tan sólo una de las bodegas presentes en el salón Gustalia 2011 con 150 vinos de más de 20 bodegas, reunidos gracias al proyecto Batonnage, Vinos de Expresión. Allí también podemos encontrar una representación de las bodegas Edra de la Ribera del Gállego, cuyas etiquetas, vuelven a ser la carta de presentación (igual que ocurrió en el II Salón de Vinos de la Rioja Alavesa). En este caso, son fotografías de arte moderno las que envuelven unos vinos de fácil disfrute, según nos cuenta Álex Ascaso, a quien hoy le ha tocado presentar los caldos en este evento. También es importante la botella y en Cavas María Casanovas lo saben. Su última creación, un cava joven llamado Glaç, es lo más similar a un bolo. “Es un cava atractivo, por dentro y por fuera. Es ideal para los aperitivos, para pizzas o carpaccios. Te acabas la botella casi sin darte cuenta” concluye Jacint Carafi, el responsable de esta bodega familiar.