Desde su descubrimiento en América el chocolate ha sido siempre un alimento al que se le han atribuido propiedades extraordinarias. Considerado por los pueblos precolombinos como un manjar de dioses, se le culpa a la vez de causar problemas cardiovasculares pero también de curar enfermedades, de ser afrodisíaco o casi un producto de belleza. Si eres de los que están enganchados al chocolate te desmontamos algunos mitos… ¡para que no tengas tantos remordimientos cuando comas chocolate!.
Odiado y deseado a la vez, culpable pero beneficioso el chocolate es una tentación del gusto de casi todos. Un alimento que sin embargo vive rodeado de mitos y atribuciones falsas (hace poco un estudio demostró que el chocolate no engorga!) que nos hacen olvidar que también su consumo puede favorecer nuestro organismo. A pesar de los rumores los médicos han confirmado que el chocolate no es el causante directo del acné, la alergia, las caries o el dolor de cabeza. Nutricionalmente existen muchas diferencias dependiendo del tipo de chocolate, al igual que ocurre con otros productos en los que encontramos diferencias según su origen, como ha sido obtenido, procesado…. En el caso del chocolate esta calidad nutricional es medida por la cantidad de cacao que hay en una tableta. Cuanto más puro es más puede aportar a nuestro organismo. Lo ideal es un mínimo de un 70% de cacao.
Como todo los alimentos el chocolate desencadena una serie de procesos en nuestro organismo, entre ellos una reconocida adicción. Aunque no existen “yonkis” del chocolate ni gente con el “mono” por las calles sí que contiene un compuesto químico, la anandamina, que activa los mismos receptores en el cerebro que la marihuana. Esta sustancia se encuentra en mayores proporciones en los chocolates más puros, pero para alcanzar una sensación de bienestar y placer similar a esta droga sería necesario consumir una enorme cantidad de cacao.
Aunque alcanzar el mismo estado consumiendo marihuana que comiendo chocolate es algo complicado sí que en pequeñas dosis el cacao es capaz de levantar el ánimo. Cuando estamos tristes o deprimidos es habitual pensar en el chocolate como una forma de obtener un placer inmediato. El chocolate introduce en el cerebro el tritofáno, una sustancia química que favorece la producción de la serotonina. Esta hormona es la misma que producimos cuando estamos felices. Por ello el chocolate “anima” al cerebro ha sentirse feliz y cuando estamos desanimados piensa en el cacao para borrar la sensación de angustia. Así que en cierta forma también por esta razón es considerada por algunos como una “droga”.
Al igual que el chocolate el café también es un alimento que genera una cierta adicción. Una taza de café contiene 100 miligramos de teobromina, un estimulante del cerebro que también supone el 2% del grano de cacao y que ronda los 200 miligramos en un tableta de chocolate puro. Pero el chocolate guarda una relación con drogas mucho más peligrosas. La feniletilamina es una sustancia química que contiene el chocolate y que tiene unos efectos para levantar el ánimo similares a los de las anfetaminas.
El cacao es un alimento rico en carbohidratos que producen una sensación de saciedad. Comer chocolate disminuye el hambre y eleva la rapidez mental ya que se aumenta la cantidad de oxígeno que llega al cerebro. El alcohol es también un asimilado como carbohidratos. Esta coincidencia hace que algunos alcohólicos recurran al chocolate como sustituto en momentos concretos ya que, aunque por vías diferentes, algunos efectos son similares.
Pero uno de los grandes mitos que se atribuyen al chocolate es ser el culpable de las enfermedades cardiovasculares. Lo cierto es que los médicos aconsejan tomar chocolate en pequeñas cantidades precisamente para evitarlas, ya que contiene antioxidantes que previenen enfermedades degenerativas como el alzheimer, el cáncer o el envejecimiento de la piel. Así que recuerda que el chocolate tiene también propiedades beneficiosas para tu organismo siempre y cuando lo consumas con moderación y de la mejor calidad posible. Las tabletas de chocolate con leche o mezclados no tienen los mismos efectos, ¡cuánto más puro mayor placer!.