Los investigadores del Instituto de Longevidad de la Universidad el Sur de California (USC) ha publicado un estudio en la revista CellMetabolism en el que aseguran que las personas que abusan de alimentos con un alto nivel de proteínas durante su etapa adulta tienen cuatro veces más posibilidades de desarrollar un cáncer que alguien que lleva un consumo moderado de proteínas. Sin embargo hay una etapa de la vida en la que sí es aconsejable abusar de ellas, ¿sabes cuando?
El profesor Valter Longo afirma en su estudio que el abuso de las carnes, quesos y lácteos durante la etapa de desarrollo y crecimiento puede comportar tantos riesgos de sufrir un cáncer como el de un fumador. Para llegar a esta conclusión se estudió la nutrición de un grupo de personas durante dos décadas y pudieron concretar que a hasta los 65 años es necesario moderar el consumo de carnes y lácteos, pero a partir de este momento podemos darnos un cierto “atracón” de proteínas. La explicación está en la hormona IGF-I, encargada del crecimiento y el desarrollo de los músculos pero que a partir de esa edad el cuerpo es incapaz de producir por sí solo, esta carencia puede suplirse con una ingesta incluso muy alta de proteínas consiguiendo así alargar la vida unos años más.
Los investigadores también han observado que además de un mayor riesgo de desarrollar cáncer, los adultos que consumían mucha proteína tenían una mayor tendencia a la mortalidad temprana y a la diabetes. Sin embargo no todas las proteínas parecer ser igual de dañinas, las procedentes de las legumbres tienen un efecto mucho más reducido que las dietas basadas en carne.
El estudio desmonta en parte algunas famosas dietas basadas en elevados consumos de proteínas como la dieta Atkins o Paleolítica, advirtiendo que el problema no es tanto la dieta en sí como el momento de la vida en que se aplica, teniendo que personalizarla a cada caso concreto.
Las recomendaciones sitúan el consumo de proteínas en los 8,8 gramos por cada kilo de peso corporal al día. Así si el peso es de 60 kilos debemos consumir hasta 50 gramos de proteínas al día. Se considera que una dieta es alta en proteínas si el 20% de las calorías consumidas proceden de las proteínas, por debajo del 10% se considera una dieta baja en proteínas. En los países desarrollados como EEUU el consumo de proteínas es el doble de lo necesario agravando los problemas de corazón y obesidad de la población. Los nutricionistas insisten en la necesidad de reducir el consumo de proteínas de origen animal y aumentar el de verduras, legumbres y cereales combinándolo con el ejercicio físico para evitar el sedentarismo.