Probablemente has oído hablar del azúcar moreno, la sacarina u otros extractos para endulzar tus postres, el café, el té, etc… Y mucho se ha dicho sobre el azúcar blanco en comparación con el resto de formas de hacer que cualquier alimento sea más dulce.
Te queremos hablar de las diferencias entre unos y otros para que elijas el que creas más conveniente. El azúcar blanco, el “normal”, el de mesa, el más vendido y consumido. Está formado por sacarosa que contiene una molécula de glucosa y otra de fructosa. Pues bien, este azúcar se obtiene de la caña de azúcar o de la remolacha azucarera. La principal característica es que el azúcar blanco es sometido a un proceso de purificación final mecánico (centrifugado) para eliminar sus impurezas. Así es que los azúcares se clasifican por su origen pero sobretodo por el grado de refinación que sufren. Según este grado, el color cambia porque depende directamente del porcentaje de sacarosa que se le extrae.
En cambio el azúcar moreno no sufre el proceso mecánico de purificación, es por eso que se podría decir que es el azúcar auténtico. Éste se obtiene del jugo de caña de azúcar sin refinar ni procesar ya que sólo está cristalizado. Es por esto también que se considera un producto integral, porque su color viene dada por una fina capa de melaza que envuelve cada cristalito. El azúcar moreno tiene un contenido superior de minerales, por eso tiene más nutrientes que el blanco porque no los pierde cuando se procesa para ser refinado y sobretodo, sus calorías no están vacías como pasa con el azúcar convencional. Los principales nutrientes del azúcar no refinado son el calcio, potasio, magnesio, fósforo, sodio en cantidades notablemente superiores a las que presenta el azúcar blanco.
Y entre tanto azúcar, ¿dónde quedan las propiedades de la sacarina?
Este componente es un edulcorante, uno de los más antiguos (se descubrió en 1879 en Estados Unidos por el químico Constantin Fahlbert) que se utilizan en refrescos, caramelos, incluso en productos cosméticos… Seguro que habrás oído hablar de que la gente que hace régimen o bien los diabéticos lo toman para evitar las calorías del azúcar. Eso es porque es acalórico. La sacarina es mucho más dulce que el azúcar blanco y lo bueno es que no afecta a los niveles de azúcares en la sangre. Pero lo negativo es que sale de un proceso 100% químico. Y no sólo se usa en el mundo de la alimentación, también la podemos encontrar en la cosmética.
Hasta 1999 estuvo en el punto de mira de los norteamericanos, que llegaron a ponerla en la lista negra de productos que podían causar cáncer. Aunque lo único que se había demostrado con experimentos en ratas, es que éstas si acababan con esta enfermedad después de una ingesta equivalente a 250 latas de refresco. Finalmente se sacó de esta lista de alimentos peligrosos y actualmente goza de buena fama en todo el mundo.
Y por último queremos que conozcas la estevia. Podríamos decir que es como la sacarina, pero 100% natural. La estevia es una planta de hojas verdes y es hasta 300 veces más dulce que el azúcar y sus derivados. Hace tiempo que se comercializa e incluso las grandes marcas de alimentación ya la incorporan a sus recetas. Al ser un producto natural, lo mejor es que es beneficioso para aquellos que sufren de diabetes del tipo 2, porque ayuda a desinflamar el hígado. Al ser una planta tan dulce, no es necesario ingerir demasiado para notar sus efectos. Y se puede cocinar con ella.
La estevia tiene ya muchos adeptos que creen más en un edulcorante natural que no tiene que ser tratado como el azúcar o la sacarina.
¿Ya sabes qué le vas a añadir al próximo pastel que prepares?