Según el doctor José Manuel Solla, del Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Retrasar la edad de jubilación como propone el Gobierno hasta 67 años es una medida que puede mantener e incluso mejorar la salud mental, sobre todo si el trabajo que se desempeña es intelectual.

Según Solla, resulta muy difícil saber las consecuencias que realmente pueden tener el hecho de retrasar la jubilación durante dos años, para el trabajador, pero todo hace pensar que “retrasar la edad de jubilación no siempre es negativo”. Sobre todo si se tiene en cuenta que recientes estudios realizados con trabajadores prejubilados han demostrado que las personas que se han jubilado antes de lo previsto viven menos y tienen más patologías“.

En conclusión, “No se puede hablar de una jubilación positiva o negativa, sino que habría que ceñirlo mucho al tipo de individuo, el trabajo que realiza, las condiciones físicas a las que llega en la edad de jubilación, etc., por tanto hay tantos factores como individuos”. Se trata más bien de una valorización del hecho según el tipo de trabajo que se desempeña y el tiempo que se lleva en él.

Teniendo en cuenta los dos puntos de vista, el más positivo, y el más negativo, Solla recomienda al Ejecutivo que el retraso de la jubilación sea voluntario, es decir que “la persona pueda decidir jubilarse más tarde, de modo que no fuera una obligación sino una elección”, ya que “esto sería lo más positivo” y sobretodo, hacer esta elección en función del trabajo que se lleva a cabo.