La Real Academia de Médicos de Reino Unido (AOMRC) ha propuesto algunas medidas para evitar el crecimiento del número de obesos que está experimentando el país. Entre ellas una muy polémica, al mismo tiempo que contundente: subir los impuestos de las bebidas con azúcar. Y no hacer cualquier cosa, sino aumentarlos en un 20%.

Esto es lo que ha explicado recientemente el presidente de la AOMRC, Terence Stephenson, quien se muestra convencido que así se incitará a las personas a beber otras cosas más sanas y así se reducirá el problema de la obesidad en el Reino Unido.

Pero como en todas las acciones que implican a empresas, la Asociación Británica de Refrescos y algunas federaciones de la industria alimentaria se oponen a esta medida de la que critican su poca efectividad.

Aunque de nuevo, la publicación British Medical Journal (BMJ) escribe una argumentación a favor del aumento de precio de estas bebidas sin alcohol pero con muchos azúcares. Y es que este artículo dirigido por expertos de la Universidad de Oxford (OX) ha demostrado como el impacto económico (negativo para las empresas del sector) no tiene comparación con los beneficios contra la lucha contra la obesidad.

Los investigadores ya han expresado que, si se aprueba esta medida, habrían 180.000 británicos menos que sufrirían obesidad. Y el beneficio iría sobretodo destinado a los menores de 30 años que son quienes más refrescos azucarados consumen en el país.

Con una cifra de recaudación de 326 millones de euros (276 millones de libras), los expertos remarcan que todo ese dinero podría usarse en beneficio de los fondos del sistema nacional de salud y para subvencionar alimentos beneficiosos para la salud, como la fruta y la verdura.

No sería el primer país que aprobaría algo así, y es que Francia ya tiene establecida una tasa del 10% que incrementa el precio de los refrescos. Pero ningún país ha superado esta cifra en la subida de los precios.

Es España, los investigadores del CIBERobn de la Universidad de Navarra (UNAV) también dicen que será inevitable que este tipo de tasas lleguen a más países porque está más que demostrado que las bebidas azucaradas están estrechamente ligadas con la obesidad, pero también con la hipertensión o el síndrome metabólico.

Pero pocos son los países que se atreven con estos incrementos, teniendo en cuenta que la industria de los refrescos es tan poderosa y que detrás hay muchos intereses. No obstante, a los países les cuesta muy caro el tratamiento para la obesidad y es por ello que no renuncian a aplicar medidas, en un inicio, impopulares.

Después de años investigando y de dinero invertido en esta “enfermedad del S. XXI” llamada obesidad, los expertos van al unísono cuando dicen que la mejor solución es cortarlo de raíz y eso empieza por hacer menos accesibles los alimentos o bebidas que contengan demasiados azúcares.

Pero otra de las claves que nadie olvida es la educación y que los más pequeños aprendan que hay alternativas a los refrescos que son más saludables y más económicas, como pueden ser los zumos naturales.