El verano, ese sinónimo de sol, playa o montaña, descanso y desconexión. Pero a la vez, esa época donde vamos de fiesta en fiesta, de copas, de tapas, a las fiestas del pueblo donde se bebe con poco control. En resumen, el verano es una época difícil para contenerse y seguir con los buenos hábitos. Y para bien o para mal, se acaba. Y en ese momento, que sí, que ya se acerca, es cuando hay que volver a coger las riendas y recuperar la vida sana; sin prisa, pero sin pausa. El verano y el vivir sin horarios no dura para siempre.

Ya te has pasado algunas semanas haciendo el loco y eso tiene un impacto sobre tu salud, del que, según los expertos, es necesario recuperarse cuanto antes. Desde la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), nos recuerdan por ejemplo que la mayoría de consultas en estas fechas calurosas son las intoxicaciones etílicas o las intestinales. Y eso es porque comemos y bebemos demasiado y en un espacio de tiempo corto.

La hipertensión, la diabetes, el colesterol, entre otras, son enfermedades que se agravan en estas fechas. Por eso es necesario volver a los buenos hábitos cuanto antes para evitar que nuestro cuerpo siga descompensado demasiado tiempo.

Las grasas y el alcohol son el mayor peligro al que hemos expuesto a nuestro cuerpo durante estas semanas de descanso (no hablaremos aquí del sol en exceso). Dormimos menos, comemos y bebemos más y no precisamente alimentos equilibrados. Nos sobran las tapas de bravas, de chocos, de pimientos fritos y también toda esa cerveza fresca que nos hemos bebido. Si estás sano, quizás no hayas notado más que algún ardor de estómago, sensación de estar lleno o digestiones pesadas. Bien, esos son los síntomas poco importantes que has notado por fuera, pero quizás has incrementado el colesterol y has acumulado más grasas saturadas de las deseadas.

Si por el contrario ya tienes alguna patología que tienes que controlar, seguramente estos mismos excesos han sido peores, por dentro y por fuera, y se han podido traducir en diarreas, en mareos, etc. Por eso, desde la Sociedad Española de Nutrición (SEN) también nos recuerdan que las personas con diabetes y con antecedentes de enfermedades gastrointestinales o pancreatitis son obviamente más vulnerables y que es necesario que se restauren cuanto antes los buenos hábitos alimenticios.

Más carbohidratos y grasas y un aumento de glucosa en la sangre son cosas a evitar porque aunque no te lo parezca a primera vista, se traducen a una mayor ingesta de calorías de forma diaria. Y eso no sólo afecta a tu peso o figura, sino que tiene consecuencias que no se ven. También el alcohol ha dejado traza en tu cuerpo, a parte de representar 7 calorías por cada gramo, es también una fuente de azúcares que no aportan nada y que desfavorecen el balance energético de nuestro organismo. Si además has estado algunos días bebiendo bajo un calor sofocante en la playa, también te has expuesto a la deshidratación, y ahora hay que compensar.

¿Cómo restablecemos los buenos hábitos?

Lo más adecuado, señalan los expertos, es restablecer unos hábitos saludables de alimentación y estilo de vida -esto incluye hacer deporte-. Pero es muy importante saber que tomar medidas drásticas, tampoco es necesario. Lo mejor es proporcionar a nuestro cuerpo una nueva guía a seguir en lo que se refiere a bebida y comida.

Lo mejor es que empieces lo antes posible a tomar alimentos ligeros de baja densidad energética, evitando dulces y aquellos con alto contenido en grasas animales. También es muy aconsejable realizar actividad física suave como puede ser caminar o correr entre 15 y 40 minutos. Así nuestro físico volverá a ponerse en forma, quemará los excesos y podremos prepararlo para ir aumentando su actividad diaria con pequeñas estrategias como subir a casa andando.

Evidentemente no podrás restaurar el daño ocasionado en unos días, pero con las semanas verás que te sientes mejor. No se puede contrarrestar de golpe todos los excesos del verano, pero con una dieta equilibrada, como puede ser la mediterránea, y siendo constante con un poco de ejercicio, estarás preparado para un nuevo otoño e invierno. Tus defensas también te lo agradecerán.