Te cuidas, controlas tu dieta, haces deporte. ¡Y no hay manera de bajar de peso! Mientras miras de reojo a tu compañera de oficina que come lo que le da la gana y le tiene alergia al deporte. ¿Por qué se puede permitir esos platos rebosantes y tú no?
Quizás nunca se te había pasado por la cabeza que las bacterias y los microorganismos influyen en tu peso. Y lo peor es que con independencia de tu alimentación y de la genética, una flora bacteriana poco equilibrada puede hacerte engordar. Así lo determina un estudio de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo).
¿Qué es lo que han observado los científicos? Pues que las personas obesas tienen una flora bacteriana diferente que provoca que el procesamiento de los alimentos también sea distinto y el almacenamiento de grasa aumente. Es decir, que si la composición de microbios en tu intestino es diferente puede provocar que ganes peso aunque te cuides como nadie.
Así por ejemplo, el germen ‘Helicobacter pylori‘ causa de la mayoría de úlceras de estómago y el adenovirus AD-36, un virus común que provoca resfriados, producen más división de adipócitos y favorece la acumulación de grasa.
A partir de estos resultados, los expertos se plantean la manipulación de la flora intestinal para poder regular el equilibrio energético y evitar que las bacterias nos hagan subir de peso.