Una tradición tan mediterránea como la siesta, ese momento de asueto después de la comida, puede tener perjuicios para nuestra salud si no la realizamos correctamente. Uno de los factores decisivos para realizar una buena siesta son los alimentos que acabamos de ingerir durante la comida. Te enseñamos cómo tu dieta influye en la siesta y qué debes comer y qué no para que no se te atragante la sobremesa.
Los expertos han demostrado que la siesta mejora algunas cuestiones neuronales, de memoria y concentración pero existe división en cuanto si es buena para el proceso digestivo. Para algunos médicos la siesta provoca reflujos y ardor de estómago y deben guardarse al menos 2 horas entre el fin de la comida y el inicio de la siesta. Los nutricionistas están de acuerdo en que en ningún caso la siesta engorda pero sí deben seguirse una mínimas normas en la dieta, ya que la siesta no es dormir, ha de ser un descanso para el organismo y en ningún caso es la solución a una comida copiosa. Durante la siesta el organismo minimiza sus funciones para centrarse en el aparto digestivo.
Hemos de cuidar nuestra dieta para evitar que la siesta se convierta en un profundo sueño. Los carbohidratos actúan sobre los transmisores neuronales provocando el sueño, debemos no excedernos con ellos ya que no queremos dormirnos pero sí relajar el organismo. Los hidratos de carbono son difíciles de digerir por lo que se recomienda que si hemos ingerido grandes cantidades esperemos más tiempo de lo normal antes de realizar la siesta para alargar la digestión.
Antes de centrarnos en los alimentos más adecuados para no tener un mal despertar tras la siesta debemos seguir unos consejos básicos. Debemos saber que la siesta no significa una reducción de la energía del cuerpo sino todo lo contrario, el organismo necesita aún más oxígeno ya que aumenta el flujo sanguíneo para realizar la digestión. No debemos iniciar la siesta inmediatamente después de comer sino dejar un margen más o menos mayor dependiendo de lo copiosa de la comida, una hora es el tiempo más recomendable. La tendencia al sueño después de una comida es una reacción natural del cuerpo provocada por un descenso de la temperatura corporal que denota el inicio de la digestión.
Para evitar caer en el sueño es recomendable no alargar la siesta más de 20 minutos y no realizarla totalmente inclinado, sino reclinado. En ningún caso debemos tener ruidos o sonidos de fondo como la radio o la televisión ya que nos distraen y necesitamos que el cuerpo se centre en captar oxígeno para la digestión sin malgastar energía en otras funciones prescindibles en ese momento. Una mala siesta puede provocarnos dolores de cabeza y alteraciones del sueño durante la noche con pocas ganas de dormir, por lo que no debemos hacerla más allá de las seis y media de la tarde.
Ahora que sabemos algunas nociones básicas conoceremos cuáles son los alimentos que más nos dificultan la siesta que son en buena parte los mismos que ralentizan la digestión o aquellos que producen un sueño excesivo. Los hidratos, frito y rebozados son alimentos de lenta digestión que obligan al hígado a esforzarse a fondo por lo que es conveniente evitarlos además de ser contraproducentes nutricionalmente. Las salsas, alimentos picantes y cítricos provocan ardor en el estómago y malestar. Los alimentos ricos en fibras aunque son buenos para problemas de estreñimiento son de digestión lenta y provocan una sensación de saciedad que hincha el estómago.
Si es posible antes de la siesta es conveniente realizar alguna actividad como caminar para evitar sensaciones de pesadez que alarguen el sueño. Recuerda que las claves de una buena siesta son controlar los tiempos y los alimentos ingeridos. La siesta debe ser una pausa y no un sueño profundo así que aunque el cuerpo te pida más… ¡no te excedas con el tiempo!.